jueves, 13 de septiembre de 2012

Sobre el último libro de Vargas

Gabriel Vargas Lozano nos ofrece en su último libro, Filosofía ¿para qué? una reflexión de doble calado. Por un lado reflexiona en términos generales, de un largo aliento, tanto histórico, como conceptual, sobre el papel, función, historia y destino de la filosofía como una disciplina cultivada por los seres humanos. En éste sentido Vargas Lozano coloca a la filosofía en la historia pero también a través del filtro que implica su "lugar de enunciación" de el mismo con cultivador de dicha disciplina. En éste sentido a Vargas le interesa la determinación del discurso filosófico no en general, sino en su concreción histórica. Aquella que está atravesada por la disputa política, ideológica y cultural. A lo largo de éste recorrido es claro que a Vargas le interesa alguna rama de la filosofía: aquella que refiere al actuar humano público, refiriendo entonces a los discursos de la ética y de la política. Es aquí donde el autor encontrará mayor capacidad de desarrollar su interés. La filosofía es un discurso que ha servido y podrá seguir sirviendo si existen las condiciones necesarias para ello, para la concreción de alternativas sociales y políticas alternativas.

La segunda parte de la reflexión es la que refiere ya no a la determinación filosófica en general, sino en su forma particular y específica en el contexto social mexicano. En éste sentido no puede haber sino un proceso de crítica doble. La filosofía producida en México, o sea, en un contexto de neoliberalización total, que abarca toda las formas de producción de conocimiento ha entrado en un doble asedio. Por un lado tiene que sufrir el embate de un Estado, gobierno e instituciones que no conciben la necesidad e importancia de la filosofía, en cualquiera de sus formas y por el otro tiene que soportar el propio proceso de neoliberalización no de la filosofía como discurso, sino de los filósofos, que se muestran cómodos ante el desplazamiento de la filosofía como campo problemático. 
A Vargas Lozano le interesa aquí entonces la relación filosofía - sociedad. De ambos lados. Del lado de un Estado que desbanca el saber filosófico (mediante las reformas al sistema educativo, la llamada RIEMS) y de una comunidad filosófica atomizada, desperdigada, dispersa, "pulverizada" como diría Gramsci. Incapaz de articularse para defender su espacio, su derecho a la existencia y su campo en el ámbito del saber. 

Vargas Lozano construye una reflexión a través de su participación en la discusión de la reforma, como interlocutor del Estado mexicano, pero también como conciencia de una comunidad desinteresada hasta el momento, salvo por ejemplares personalidades.

Vargas Lozano sostiene una reflexión consecuente, no sólo pide un lugar para la filosofía a la que considera la más adecuada -el marxismo- sino que defiende el desarrollo del discurso en cualquiera de sus formas. Reclamando un espacio dentro del saber. Se trata de un análisis que tiende a alentar la democratizar del saber.

Jaime Ortega Reyna

No hay comentarios:

Publicar un comentario