jueves, 5 de julio de 2012

Vargas Lozano sobre la Democracia....


(1)      De la serie:
¿HAY DEMOCRACIA EN MÉXICO?

El movimiento “#Yo Soy 132” y tres propuestas por ahora….

Por Gabriel Vargas Lozano
Profesor-investigador del Departamento de filosofía de la UAM-I

El surgimiento del movimiento “#YoSoy132”, el 11 de mayo de este año, a partir del rechazo de los estudiantes de la Universidad Iberoamericana a la presencia de Enrique Peña Nieto, candidato del PRI a la Presidencia de la República, fue una de las mejores noticias que hemos tenido en los últimos años. Un grupo importante de estudiantes, recuperando una antigua tradición de rebeldía, desencadenaron un gran movimiento para exigir una auténtica democracia en nuestro país y una sociedad más justa. El origen de este movimiento fue significativo ya que se inició con el repudio, por parte de estudiantes de la Universidad Iberoamericana, de la actitud arrogante de Enrique Peña Nieto frente a la violación de los derechos humanos por parte de la policía en San Salvador Atenco (2006) realizada durante su gobierno en el Estado de México pero también contra su posición de proseguir la política neoliberal que, después de 29 años de aplicación despiadada, por los gobiernos panistas y priistas, no ha traído al país ningún beneficio y sí, por el contrario, un aumento intolerable de la pobreza frente a una enorme concentración de la riqueza en unas cuantas manos. Pero además, los jóvenes saben que el neoliberalismo se encuentra en crisis también en los países altamente tecnificados como los Estados Unidos y los países europeos. Es por ello que aquí y allá se requiere un cambio de estrategia económica hacia una política más justa. Lo interesante ha sido que, hasta ahora, han marchado juntos los estudiantes provenientes de las Universidades privadas y los de las públicas.
El movimiento “#YoSoy132” logró, mediante su impulso, muchas cosas: en primer lugar, darle un sentido a la acción de miles y miles de estudiantes que han estado decepcionados tanto por la situación en que se encuentra nuestro país como por la presencia de una terrible corrupción en los partidos de la derecha y la izquierda; en segundo lugar, logró convertirse en un interlocutor que les abrió espacios en la radio y en la televisión; en tercer lugar, logró organizar un tercer diálogo entre los candidatos a la presidencia (salvo Peña Nieto que no aceptó la invitación que le hicieron) mediante sus propios recursos, hazaña que no es fácil y finalmente, después de las elecciones del primero de julio, la protesta ha logrado mantenerse. Pero aquí viene el punto más importante: el movimiento surgió en el marco de las elecciones nacionales y éstas se llevaron a cabo mediante numerosas anomalías que han venido conociéndose en los últimos días. Algunas, como la compra de votos son evidentes. Lo que se ha puesto de manifiesto es que se encuentra en marcha de toda una estrategia por parte de la oligarquía para dar por ganador a Peña Nieto antes de que se califique la elección y acusar de “violentos” a los seguidores de Andrés Manuel López Obrador por reclamar el recuento de los votos y la falta de objetividad por parte de algunos comunicadores. La caracterización de las elecciones está siendo motivo de diferencias en el seno del movimiento “#YoSoy132” aunque para muchos debería estar claro que las televsuisoras manipularon las encuestas durante treinta días para hacer creer que Peña Nieto le llevaba 20 puntos a López Obrador; que existió compra de votos; que se hicieron circular rumores para infundir miedo y que no se puede decir que estas elecciones fueron limpias.

El objetivo de revisar los resultados electorales es muy importante pero la demanda de una democratización en los medios masivos de comunicación como punto de partida de otras luchas por la democracia y la justicia debería ser mantenida ya que, como decía Augusto Monterroso en el cuento más corto del mundo y que se aplica a nuestra situación: “cuando despertó, el dinosaurio seguía allí”, es decir, cuando pasaron las elecciones, la oligarquía sigue allí tratando de vender lo que queda del país a las transnacionales; allí están todas las corporaciones y sus caciques correspondientes manipulando y coaccionando a sus agremiados; allí sigue Elba Esther Gordillo para lucrar con el control del SNTE; la manipulación de la información por parte del duopolio de la televisión y tantas cosas más que son ampliamente conocidas. Y allí siguen millones de ciudadanos desorientados y atarantados que siguen votando conciente o inconscientemente por el grupo causante de sus propias condiciones de pobreza o peor aún, agolpándose en las tiendas para “cobrar” mediante víveres y enceres domésticos, la ignominia de haber vendido sus conciencias.
Por esta razón, propongo que los jóvenes que conforman el “#YoSoy 132”:
1)   Formen una organización estudiantil nacional en la que priven reglas estrictamente democráticas y pongan muchos candados para que el poder ni los partidos puedan cooptar a sus dirigentes. Tal vez una red de redes que permitan el vínculo entre todos.

En otras palabras, la sugerencia es que pasen de lo espontáneo a la organización porque lo espontáneo sirve solo durante un período y posteriormente desemboca en la dispersión. Se los dice alguien que pertenece a la generación de 1968 y que vio a muchos jóvenes sacrificados en la Plaza de las tres culturas de Tlatelolco y también en acciones de organizaciones armadas que no tenían ningún vínculo orgánico con el pueblo, a pesar de que pretendían luchar por él.


2)   Sugiero también que organicen mejor las redes de comunicación que ya tienen para darles más fuerza: un buen canal de televisión por internet, videos en You Tube, podcast y todas las formas electrónicas de comunicación para combatir al duopolio y para difundir otras noticias, otras ideas, otras formas de pensar.

3)   Mi tercera sugerencia es que propicien múltiples diálogos entre ustedes, dirigentes de organizaciones sociales y los intelectuales críticos para analizar la situación y esclarecer los caminos que hay que seguir de aquí en adelante.

Estas son sólo algunas propuestas pero seguramente habrá más.
México, D.F. 4 de julio de 2012



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